El seminario se propone abordar la problemática de la subjetivación y de la dominación en un marco signado por la crisis del humanismo, desde una mirada que integre perspectivas filosóficas vinculadas con los estudios de género y con el pensamiento filosófico-político contemporáneo. Partiendo así de un análisis crítico de la concepción de lo humano nos adentraremos en el estudio de los procesos modernos que se encuentran a su base, resultando el desarrollo de la tecnología, uno de los elementos claves en la emergencia de un horizonte posthumanista. Se procura analizar esta cuestión a través de diversas aproximaciones filosóficas contemporáneas desde comienzos del siglo pasado hasta la actualidad: Walter Benjamin, Martin Heidegger, Hannah Arendt, Michel Foucault, Paul B. Preciado, Donna Haraway y Rosi Braidotti. Buscaremos entender sus respectivos pensamientos a la par que reflexionar sobre el problema que nos ocupa y sobre algunas de sus derivas para el esclarecimiento de nuestro presente.

El antropocentrismo moderno es una matriz generadora de prácticas, discursos y regímenes de verdad  que coloca al ser humano como centro y fundamento. El reposicionamiento de los estudios de las humanidades y el surgimiento de las denominadas ciencias humanas desempeñan un papel decisivo en este proceso. Entre las aristas que confluyen en el antropocentrismo moderno pueden distinguirse el sujeto metafísico basado en la sustancia, el sujeto político fundado en la soberanía (Arendt, 1996), en el dominio y en la apropiación (Benjamin, 2007), y el sujeto gnoseológico-científico exaltador de la capacidad técnico-productiva. En este curso, analizaremos algunos de los derroteros de estas formas modernas de subjetivación a la vez que procuraremos rescatar aquello que ha sido relegado y olvidado en la tradición dominante para esbozar otros modos posibles de existencia, de prácticas, de trato. En el paisaje filosófico del siglo pasado se esparcen una miríada de críticas a las formas de producción de subjetividad en el tardo capitalismo. Las devaluadas instituciones de la sociedad disciplinaria (Foucault, 2003) continúan operando, resultando al mismo tiempo reforzadas por una serie de mecanismos que penetran en las entrañas de los cuerpos (Preciado, 2008), produciendo sujetos dóciles y obedientes (Forti, 2014).

Allí donde este panorama complejo parece obstruir la posibilidad de pensar otros horizontes, de concebir otras promesas que no sean las de lo humano, procuramos explorar microresistencias (Preciado, 2003) y narrativas que permitan esbozar “futuros especulativos” y “ficciones especulativas” (Haraway, 1999: 126), en donde se trasvase la matriz de la propiedad como estructuradora de nuestro modo de concebirnos a nosotrxs mismxs –dominio de sí– y nuestras relaciones con lxs otrxs, con la naturaleza y con las cosas –apropiación–. Es necesario para ello  desmontar lo humano con sus jerarquías y sus relaciones de dominación, para dejar emerger lo no-humano, los monstruos que ponen en jaque las clasificaciones imperantes. Precisamente en alemán lo Unmensch (no-humano) puede traducirse también como monstruo. Monstruoso nos resulta todo lo que ha sido excluido de la norma de lo humano, y se encuentra precisamente operando aunque vedado en el seno mismo de lo cotidiano. La irrupción de los monstruos es lo ominoso, lo siniestro (Unheimlich), aquello que amenaza el imperio de la norma desde su interior mismo cuando lo familiar se vuelve inquietante. Los monstruos son compuestos en donde se funden lo técnico y lo orgánico, colapsando las distinciones y los binarismos modernos de la sociedad y la naturaleza. A partir de los monstruos que somos nosotrxs mismxs se abriría un modo de ser y de vincularse con los otrxs de carácter “inapropiado/ble” (Haraway, 1999: 126). La promesa de la política en el horizonte posthumanista será una política de los monstruos.